Somos lo que exploramos, lo que experimentamos y vivimos. Pero también lo que contamos.
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EL VIAJE QUE NUNCA LLEGA

Aunque parezca mentira, la pared que aparece en la foto es un antiguo frontón que todavía resiste el paso de los años en un pueblo de Valladolid llamado Aguilar de Campos. En el aprendió a jugar mi padre a la pelota mano, su deporte favorito… lo hizo con pelotas hechas por el…. y como bien solía decir todo orgulloso, jugando descalzo… para no romper las alpargatas… lujo que no se podía permitir. Así me lo hacía saber «el Tejero» cuando cada verano me veía salir camino del frontón con una raqueta, o cuando me enseñó a jugar con una de esas pelotas hechas por el.
Una de mis batallas internas al empezar cada verano es mi tortuoso viaje a Castilla… bien sea para ir a Caastrojeriz o ese viaje aplazado a la tierra de Campos, la inevitable necesidad de buscar algo de mis raíces que me ayude a darle sentido a la maltrecha relación que tuve con mi padre pese a lo parecidos que éramos. Es cierto que a lo largo de este último año he tenido la oportunidad de cerrar el viaje interior… me ha costado mucho pero por fin conseguí poner muchas cosas en su sitio. Sin embargo algo me dice que ese viaje no se cerrará hasta que no lo haya realizado físicamente. Y sin embargo un verano más, en que la improvisación ha sido la protagonista, y me he sentido afortunado y cómodo ejerciendo de anfitrión y acogiendo en mi casa a personas maravillosas, a las que quiero y admiro como Enis, Jaris, Ipurbeltz y Jorge, me vuelvo a dejar en la cuneta ese viaje necesario para cerrar un círculo que lleva abierto 16 años.

Quizás la clave esté en no asociar ese viaje a la estación estival y hacerlo el día que me levante pensando en el último sueño que acabe de tener con el viejo, imágenes perdidas e inconexas, tranquilas y agradables que me digan que aún me queda algo por concluir. Como cuenta la historia… todos tenemos un «samurai que huele como los girasoles» al que encontrar… todos llevamos dentro un pequeño fantasma del que nos tenemos que despedir… o al menos aprender a convivir.

Pese a todo…. HA SIDO UN BUEN VERANO.

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