Somos lo que exploramos, lo que experimentamos y vivimos. Pero también lo que contamos.
Somos lo que exploramos, lo que experimentamos y vivimos. Pero también lo que contamos.

En el bosque

Cuando fui al bosque queriendo encontrarte no me imaginaba que lo conseguiría. Tampoco se si realmente es lo que quería, o si realmente a quien me encontré fue a mi. Todavía no he aprendido la manera de llevarte conmigo, quizás porque sigues estando muy presente en el día a día por otras razones y eso hace que por la parte más personal te quiera alejar de mi lado. Pero aún así, pasar por aquella soledad en medio del bosque me ayudó a saber como sobrellevar tu falta. Sentí que te sigo echando de menos, que el vacío que has dejado me sigue planteando cual es ahora mi lugar en una oficina en la que, si no fuera por el entusiasmo, descaro y empuje de Maider, no encajaría de ninguna manera. Yo por si acaso sigo tomando tu espíritu inquieto como refrencia; espíritu que cuando se juntaba con el mío consguíamos que salieran chispas de imaginación e ideas que podían cambiar el mundo.

Cuando estaba en ese bosque solo, mirando a un infinito enrevesado de troncos y ramas que no dejaban ver más allá, conseguí verte, tenerte enfrente mío el tiempo suficiente para conseguir una respuesta, una mirada de complicidad, una mano en mi hombro… un aliento… era cuanto necesitaba para sentir que podía seguir adelante contigo al lado. Es ese paso necesario que yo necesito dar con mis ausentes para poder sobrellevar precisamente esa ausencia.
Meses después de estar en ese bosque, cosigo contarte lo que fui a buscar, en parte porque es ahora, em estos momentos de inflexión en lo personal y lo profesional respecto a mi lugar en la oficina, cuando más siento tu presencia a mi lado y al mismo tiempo tu ausencia. Y mi única reacción posible es la rebeldía. En estos momentos me rebelo ante lo que veo, me rebelo ante lo que siento… y no puedo quedarme quieto y en silencio en un momento clave y crítico y con los tiempos de recortes que se nos avecinan. Si algo he aprenddo en los últimos años es que no hay que tenerle miedo a nada. EL miedo no es buen compañero, te ata, te amordaza y te paraliza por completo. Y precisamente «miedo» es lo que veo a mi alrededor todos los días. Solo que para colmo es un miedo cicatero y ruin.
No se cómo van a terminar las consecuencias de mi rebelión, pero sí tengo claro que no pienso dejarme vencer.

Respecto a ti… sencillamente me gusta que andes merodeando a nuestro alrededor constantemente.. tienes pinta de estar pasándotelo increiblemente bien… no te envidio.. ejem.. pero al menos me alivia que sigues al pie del cañón como siempre. Yo seguiré llendo a ese bosque cada cierto tiempo, porque me gustó estar allí solo… pensando que me encontraba contigo y poniendo las cosas en paz.. poniéndome en paz conmigo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

I accept that my given data and my IP address is sent to a server in the USA only for the purpose of spam prevention through the Akismet program.More information on Akismet and GDPR.

3 ideas sobre “En el bosque”