Somos lo que exploramos, lo que experimentamos y vivimos. Pero también lo que contamos.
Somos lo que exploramos, lo que experimentamos y vivimos. Pero también lo que contamos.

Por el filo de la navaja

Estaba hace un momento leyendo esto: «El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos». A lo que se me a ocurrido contestar con esto: «a veces nuestros temores sacan lo mejor de cada uno y nos ayudan a sobrevivir, y también somos capaces de sucumbir por perseguir aquellos deseos capaces de llevarnos a sitios de donde nunca retornamos… en fin.. contradicciones del ser humano.. y menos mal….»
Justo en plena noche en que las conversaciones con otros afloran en una búsqueda de respuestas que en ocasiones tardan en llegar, nunca llegan o simplemente es difícil saber llegar a ellas. Por que no dejamos de ser simples mortales que nos pasamos la vida cayendo en nuestras propias contradicciones, en círculos que no sabemos cortar y que siempre terminan por hacernos creer que no somos merecedores o que no vamos a alcanzar ni un segundo de felicidad.

En otras ocasiones parecía resignarme como si de una costumbre adquirida se tratara, una costumbre dañina que hasta acogía con gusto, como si buscara la necesidad de regocijarme en ella. Esa necesidad perversa que se acomoda en rol de víctima ante las adversidades.
Aunque ya hace un tiempo que evito caer en ese tipo de costumbres danñinas, no niego que en ocasiones he cometido la torpeza de querer pasar cerca, de una manera perversamente consciente, como si de un yonki se tratara. Creo que me costó mucho trabajo en su momento asumirlo y creo que superarlo ha sido una de mis grandes victorias a lo largo de mi vida.

Es por eso que me revelo y me revuelvo como un animal herido cada vez que veo a personas de mi al rededor, personas que quiero o que aprecio, pasando por situaciones difíciles de las que no saben como salir. Quisiera darles las armas adecuadas para poder defenderse y las herramientas propicias para poder reconstruir. Pero claro esta, esto es algo que no siempre depende solo de mi, si no de si la otra persona puede asumir ese cambio, esa lucha por salir a la superficie y darse cuenta de que arriba se respira, igual no mejor, pero sí de manera diferente.
Los deseos y los temores siempre van a formar parte de nosotros, porque es lo que nos mueve y lo que nos hace sentirnos vivos o muertos. Y yo me siento bien y tranquilo porque creo que poco a poco voy acercándome a ese equilibrio pasando por un filo de la navaja que me ayuda a manejar esas malditas contradicciones que nos intentan desequilibrar y atormentar entre los caminos que recorren dichos deseos y temores. Pero claro.. sin bajar la guardia y en la búsqueda de nuevas herramientas que nos ayuden a mejorar.
Solo me queda el grito de la rebeldía por los cercanos que todavía están en la búsqueda y en el camino hacia un trocito de felicidad… un grito que quiero seguir compartiendo.. porque solo la felicidad es real si se comparte.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

I accept that my given data and my IP address is sent to a server in the USA only for the purpose of spam prevention through the Akismet program.More information on Akismet and GDPR.

5 ideas sobre “Por el filo de la navaja”