No quedamos muy de continuo.. no se trata de de una relación de amistad de las que se necesita su presencia constantemente para poder coger aire tras una extensa descarga de desesperación. Es más bien ese tipo de amistad que se vertebra con dosis de paciencia por la espera de los encuentros, paréntesis de la rutina que nos sirven para parar.. y por fin hacer un pequeño resumen de lo acontecido en los últimos tiempos. Más o menos sabemos como es nuestra vida diaria, no necesitamos contarnos mucho porque damos por supuesto que sabemos sobrevivir al tiempo que nos ha tocado vivir… bien con la soledad aceptada, bien con la pareja que se va asentando mientras das un gracias a lo más inexplicable por disfrutar de esa sensación de alivio que en ocasiones es el amor correspondido.
Por tanto, las conversaciones giran en torno a contarnos más bien los sueños futuros y brindar porque fuimos capaces de superar el entorno de mediocridad que nos acorralaba diariamente. No fue mucho el tiempo que coincidimos en lo laboral, pero fue un tiempo intenso, creativo y rico en matices que no escapaban a su intuición… como una madre que vigila su rebaño constantemente, asegurándose de que todo marcha bien. La fatalidad quiso que aquel próspero proyecto se truncase por la enfermedad y la muerte.. y en poco tiempo ella y el resto se fueron poco a poco.. sin hacer ruido… de forma discreta y elegante. Nadie se inmutó… nadie les echó en falta… incluso en algunos casos fue un alivio.. demasiado nivel para sus mediocres actuaciones en el teatro de lo absurdo en que se convirtió aquel espacio diario, triste e insulso.
Todavía seguimos recordando algunos momentos.. y despotricamos de lo YA imposible de explicar. Pero sobre todo nos preguntamos por el resto de la manada, porque ella como buena madre, sigue preocupándose por sus retoños. Sigue sabiendo de ellos como siempre lo ha sabido hacer… con discreción.
Las despedidas saben a misión cumplida, saben a confort provocado por el calor de la conversación, por la acogida serena de las miradas, por las palabras que aseguran que habrá más momentos, siempre con la promesa de que sean más cercanos en el tiempo. Y si no, la pasión que compartimos por el arte o por la música, siempre será un pretexto para disfrutar de aquella promesa que nunca nos hicimos ni juramos.. simplemente la intuimos.
Para cuando el próximo concierto de Michael Nyman?